Hegel ya no considera la dialéctica como un diálogo sobre aspectos opuestos; en su doctrina la teoría dialéctica alcanza un más alto grado de formulación.
Hegel entiende la dialéctica como “el movimiento más elevado de la razón, en el cual, las apariencias separadas por la oposición pasan la una a la otra y se superan”.
Se trata de llegar a determinar la “unidad de los contrarios” de una manera tal que lleve a una nueva realidad o a un nuevo sentido de la realidad.
Antes de seguir adelante debemos dejar claro que, aunque dijimos que en la doctrina de Hegel la dialéctica alcanza una alto grado de formulación, esa formulación queda marcada por la formulación idealista de su doctrina. La doctrina de Hegel es un idealismo dialéctico.
El punto de partida del pensamiento hegeliano es la noción abstracta del “ser”. Si afirmamos sencillamente que el “ser” es, establecemos una relación abstracta que nos remite al hecho de que cada uno de los objetos concretos es algo, aunque no estemos pensando qué cosa es.
La afirmación “el ser es” y todas las que se refieren al “ser”, por aplicarse a todos los objetos concretos en general, no se refieren a ninguno en particular. Hegel parte de la noción de “ser” e investiga las características de ese “concepto” donde se reúne la “realidad” en general y la “razón”.
Ese pensamiento puro del “ser” no presupone nada en concreto y nada añade a los conocimientos reales que puedan llegar al pensamiento.
La noción de “ser” no revela nada desconocido, pues lo desconocido está en el contenido concreto del pensamiento.
Desde un punto de vista concreto, el pensamiento puro del “ser” es también pensamiento de la “nada”. Sólo así, al principio del movimiento de la realidad, Hegel puede afirmar que el pensamiento toma conciencia de su “vacío de ser”.
Esa conciencia del vacío del ser es la contradicción inicial que pone en marcha el movimiento de la idea, que es el mismo movimiento de la realidad.
En su movimiento por llenar ese vacío del ser, el “ser en sí” sale de sí, generando la realidad existente, concreta, el “ser ahí”, que es una contradicción debe ser superada por una nueva condición del “ser” que toma conciencia, asume en sí, como elemento de una totalidad a las cosas existentes del “ser ahí”.
LOS MOMENTOS DE LA DIALÉCTICA.
El proceso de la dialéctica en general, independientemente de su orientación idealista (Hegel) o materialista (Marx), puede resumirse de la siguiente manera: Dada una realidad, llamada “tesis”, por su propia dinámica interna, “genera” otra realidad, llamada “antítesis”, que “contradice” a la primera.
Se establece entre ambas una correlación de fuerzas contradictorias que cada vez va perdiendo más estabilidad. (Al estado de la correlación de fuerzas en un momento determinado se le conoce como “coyuntura”.)
Llega un momento en que las contradicciones se agudizan de tal manera que son insostenibles; ese momento es llamado “punto nodal de las contradicciones”, “coyuntura nodal” o simplemente “nudo de las contradicciones”.
Una vez que se llega a ese momento, se desencadena un proceso llamado “proceso de superación de la contradicción, que lleva a la constitución de una nuevas realidad llamada “síntesis” en la cual las contradicciones se resumen de un modo nuevo.
La “síntesis” se vuelve “tesis” para empezar una nueva etapa.
En el desarrollo de este tema es necesario comenzar a desarrollar el uso de la herramienta llamada YOUTUBE.